
He tenido el honor de liderar movimientos juveniles, a nivel de mi provincia, San Juan, y además a nivel nacional; he participado en el diseño de diagnósticos y estrategias políticas para diversas campañas electorales en provincias
En la República Dominicana, la diáspora es un pilar económico fundamental. Las remesas enviadas por los dominicanos en el exterior representan una inyección vital de divisas que sostiene a miles de familias y dinamiza la economía nacional. Más allá de lo financiero, la diáspora mantiene un fuerte vínculo con sus raíces, participando activamente en la vida política y social del país, y sirviendo como embajadores culturales que proyectan nuestra identidad en el mundo.
Opinión22 de mayo de 2025 EDITORIALEl impacto de esta migración es profundo y bidireccional. En los países receptores, la diáspora dominicana ha contribuido significativamente a la diversidad cultural y económica, ocupando nichos laborales y aportando al desarrollo de sus comunidades. Sin embargo, no siempre la experiencia migratoria es sencilla; muchos enfrentan desafíos como la adaptación cultural, la discriminación y, en ocasiones, la irregularidad migratoria, que los expone a la vulnerabilidad y la explotación.
En la República Dominicana, la diáspora es un pilar económico fundamental. Las remesas enviadas por los dominicanos en el exterior representan una inyección vital de divisas que sostiene a miles de familias y dinamiza la economía nacional. Más allá de lo financiero, la diáspora mantiene un fuerte vínculo con sus raíces, participando activamente en la vida política y social del país, y sirviendo como embajadores culturales que proyectan nuestra identidad en el mundo.
No obstante, el fenómeno migratorio también plantea desafíos para el país. La "fuga de cerebros", la separación familiar y las implicaciones psicosociales para quienes se quedan y para quienes regresan, son aspectos que requieren una atención constante y políticas públicas integrales. Es imperativo que el Estado dominicano fortalezca los lazos con su diáspora, no solo como fuente de remesas, sino como un socio estratégico para el desarrollo sostenible. Esto implica facilitar su participación en proyectos nacionales, proteger sus derechos en el exterior y garantizar condiciones dignas para su retorno, si así lo desean.
En definitiva, la migración dominicana es una realidad compleja que va más allá de las cifras y estadísticas. Es la historia de millones de dominicanos que, con sacrificio y resiliencia, han forjado un futuro para sí mismos y sus familias, convirtiéndose en un componente esencial de nuestra nación. Reconocer y valorar el aporte de nuestra diáspora, así como atender sus necesidades y desafíos, es una tarea pendiente y crucial para construir una República Dominicana más inclusiva, próspera y cohesionada.
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