La indignación del caso Jet Set: un llamado a la justicia y la responsabilidad

El caso Jet Set es un llamado de atención a la sociedad y a las autoridades. Es un recordatorio de que la vida de las personas no puede ser sacrificada en el altar de la indiferencia y el afán de lucro.

Opinión26 de junio de 2025 EDITORIAL
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 La tragedia ocurrida en el Jet Set Club, que resultó en la muerte de 235 personas y dejó más de 180 heridos, ha desatado una justificada ola de indignación en la sociedad dominicana. Más allá del lamentable evento en sí, lo que profundiza la frustración ciudadana son las evidencias contundentes de negligencia y omisión por parte de los imputados, Antonio Espaillat López y Maribel Espaillat. Este caso no es solo un accidente; es el crudo reflejo de un sistema que permite que el lucro se anteponga a la vida humana, y donde las advertencias, en lugar de ser tomadas como llamados de auxilio, fueron sistemáticamente ignoradas.

Los detalles revelados por el Ministerio Público son estremecedores. Fotos y videos enviados por un empleado, informes constantes sobre goteras y el deterioro del falso techo, e incluso la caída de escombros, pintan un panorama de conocimiento pleno de las anomalías. No se trató de un desperfecto repentino, sino de un deterioro progresivo y visible. La decisión de recurrir a soluciones "totalmente inadecuadas" –como la colocación de lonas azules para contener el agua– en lugar de buscar a profesionales capacitados, demuestra una negligencia manifiesta que bordea la irresponsabilidad criminal.

La secuencia de eventos en la noche del colapso es particularmente dolorosa. A pocas horas de la tragedia, un empleado alertó nuevamente sobre "un tema importante que resolver en la discoteca" y la caída de piedras del techo. A pesar de que se había contactado a una empresa para una evaluación futura, los imputados no suspendieron la fiesta. Incluso, cuando un plafón se desplomó hiriendo a una persona, la actividad continuó. La respuesta de la imputada Maribel Espaillat, alegando que solo el imputado Antonio Espaillat podía ordenar la suspensión y que este estaba fuera del país, subraya una falta de liderazgo y empatía inaceptable en una situación de riesgo inminente.

La magnitud de las víctimas añade una capa de complejidad y urgencia al proceso judicial. El Ministerio Público enfrenta el reto de localizar, entrevistar y evaluar a cientos de afectados, muchos de los cuales aún no han formalizado sus denuncias. Esta situación no solo ralentiza la justicia, sino que también prolonga el sufrimiento de las víctimas y sus familias, quienes merecen respuestas y reparación.

El caso Jet Set es un llamado de atención a la sociedad y a las autoridades. Es un recordatorio de que la vida de las personas no puede ser sacrificada en el altar de la indiferencia y el afán de lucro. Exige un compromiso inquebrantable con la justicia, una persecución firme de la negligencia criminal y la garantía de que este tipo de tragedias no se repitan. La indignación debe canalizarse en una exigencia colectiva para que la justicia prevalezca y se establezcan mecanismos rigurosos de supervisión y cumplimiento de normas de seguridad en todos los establecimientos públicos. Solo así podremos honrar a las víctimas y construir una sociedad donde la seguridad y la vida humana sean, verdaderamente, la prioridad.

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