Evaluación de Carreras en la Educación Superior

Ex Vicerrector, Decano y Director de la Carrera de Derecho en Unicaribe. Egresado de Nova Southeastern University y la Uasd. Especialidad y Maestría en Derecho Penal

Opiniòn29 de julio de 2024 Jaime Caonabo Terrero
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Uno de los aspectos más importantes a la hora de valorar la calidad del plan de estudio en una institución es la evaluación. León (2010), indica que la evaluación de planes es un proceso integral, diseñado intencional y técnicamente, que recoge información valiosa, efectiva y fiable, orientado a valorar la calidad y los logros de un programa, para la toma de decisiones de mejora tanto del plan como del personal que involucra y la propia institución donde se realiza.

Las evaluaciones de los planes de estudio permiten identificar la coherencia de lo que se enseña en la carrera con lo que demanda o exige la sociedad y el mercado laboral; pero, además, refleja las fortalezas y debilidades del propio Plan.

Por lo tanto, valora el currículum que se aplica. Al respecto, Fonseca y Aguaded (2007), indican que la evaluación curricular es un proceso de reflexión, análisis crítico y síntesis valorativa compleja, que permite conocer, comprender y valorar el diseño, la estructura y el desarrollo de una propuesta curricular.

Noriega (2014), refiriéndose a Kelly (2004), indica que la evaluación curricular es el proceso por medio del cual se intenta medir el valor y la efectividad de cualquier actividad educativa, sea a nivel nacional, local o en el aula. Según el autor, en primer lugar, es necesario identificar la evaluación dentro del aula como la primera fase de la evaluación curricular, esta a su vez da luz sobre todos los demás aspectos de la evaluación curricular.

De ahí, que, al evaluar el currículo, en realidad se está intentando identificar lo que está ocurriendo, en coherencia con lo planificado.

La evaluación se ha constituido en una disciplina necesaria para conocer el funcionamiento de los programas en cualquier ámbito de la actividad humana, especialmente el campo educativo (Arenaza 2012). 

En este sentido, Maturana (2007), señala que el hecho de conocer y sistematizar estas experiencias constituye una tarea de investigación, necesaria; puesto que permitirá identificar el conocimiento adquirido, precisar áreas en que se requiere mayor análisis y profundidad. Además, de que se pueden identificar debilidades comunes a diversas instituciones.

En el contexto de la Carrera de Derecho, permite contribuir a la mejora de la calidad en la
formación de los estudiantes.

Cabe destacar, que los procesos de evaluación de carrera casi siempre son implementados por acreditadoras; al respecto Maturana (2007), expresa que las primeras experiencias de acreditación en su país se produjeron en la Carrera de Derecho.

Actualmente esos procesos son desarrollados ante la Comisión Nacional de Acreditación de Pregrado (CNAP); procesos de los cuales se deriva la primera experiencia en esta materia. 

La cual comprende procesos de reflexión y aprendizaje de la propia Comisión, como de las comunidades que se sometieron a los mismos. Roldan (2004), indica que la evaluación de los planes de estudio, es una investigación que requiere la participación de toda la comunidad educativa. Conduce al conocimiento de las fortalezas y debilidades del plan.

Aunque la finalidad puede variar según el propósito de la evaluación. Sin embargo, el fin principal es establecer juicios de valor que conduzcan a propuestas de mejoras, para satisfacer las demandas sociales y una formación académica coherente con el futuro ejercicio de la profesión.

Evaluación de Planes de la Carrera de Derecho.

En cuanto al área de Derecho, Álvarez (2009), plantea que la enseñanza de la misma, se ha caracterizado por ser discursiva, memorística y repetitiva, omitiendo la interpretación crítica y creativa que puedan tener los estudiantes.

Destaca, sin embargo, que los nuevos tiempos y los retos de la globalidad hacen necesario diseñar una apertura del conocimiento jurídico, que permita superar los paradigmas heredados de años anteriores y crear nuevos enfoques que adecuen el derecho y los planes de estudios a las necesidades de la sociedad actual.

En correspondencia con lo que expresa el párrafo anterior, es importante conocer la propuesta de la carrera y el propio proceso que se implementa; puesto que los resultados de los procesos de evaluación de los aprendizajes no son suficientes (Moreno, 2007). Pérez (2010), expresa que el jurista debe adquirir una formación científica y orgánica. El Derecho no es una simple sumatoria de normas, sino, que implica considerar todo un sistema normativo orgánico y coherente, el cual obedece a principios reguladores, a conexiones conceptuales científicas y técnicas.

En este contexto, es que cada día adquieren mayor validez las evaluaciones de los programas que sirven como base a la formación de los futuros abogados o juristas del país. 

Un plan de estudio debe garantizar desde su misma formulación, la vinculación necesaria entre la teoría y la práctica, en coherencia con los objetivos planteados y el perfil de egreso descrito en el mismo. 

De igual forma, debe tener claramente identificados los métodos de enseñanza que permitan esta elevación gnoseológica y epistémica; evitando el memorismo, el dogmatismo y la vacuidad repetitiva Pérez, 2010). Ayarde (2009), exterioriza que la enseñanza del Derecho, exige de un currículum pertinente, donde exista coherencia entre los planes y programas que se desarrollan. 

Debe responder a los objetivos reales que en teoría comprende el diseño curricular de una ciencia determinada. Igualmente, a las consecuentes modificaciones que deban incorporarse, en relación con los nuevos cambios que se generen en la sociedad, en el funcionamiento de los estudios de la Carrera del Derecho.

El currículum no sólo debe permitir al estudiante conocer del Derecho y sus principios fundamentales, sino también la adquisición de un pensamiento y juicio crítico, de gran utilidad en la solución de los problemas jurídicos.
Por lo que, debe contemplar las ciencias indispensables para la plena comprensión del fenómeno jurídico y el tratamiento de aspectos éticos, personales y relativos al ejercicio del Derecho (Comisión Nacional de Acreditación de Chile, 2007).
Por otro lado, González, Galindo, Galindo y Gold (2004), afirman que, para garantizar la calidad del desarrollo de una carrera, es necesario evaluarla mediante cualquier metodología. Los autores, presentan la evaluación-planeación, con énfasis en las fases de autoevaluación y evaluación externa; cuya intención principal es el mejoramiento permanente de la calidad educativa. 
Este enfoque tiene gran demanda y muchos requerimientos vigentes en el sector educativo actual.
El conocimiento del Derecho, también demanda de un conocimiento del contexto y de la sociedad en el cual se forma el estudiante. El currículum no puede desconocer esta realidad; en este sentido, Orrú (2012), dice que esta visión de la realidad permite un enfoque histórico- cultural. Al tiempo que favorece las relaciones personales y las actitudes, garantizando una visón del fenómeno, jurídico para entender la realidad social.
El rol de las universidades es fundamental en la calidad de los profesionales del Derecho, ya que además de formar profesionales altamente capacitados en la disciplina, tienen la obligación sustantiva de dotarlos de una formación valorativa, acorde con el modelo social al que aspira la institución. Igualmente, impulsar los sentimientos de equidad y justicia social (Lacavex, Villa, Flores & Vicente, 2007).

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