Descubra cómo este simple hábito podría proteger su corazón

Un estudio sugiere que la velocidad al caminar podría marcar la diferencia en la reducción del riesgo de sufrir arritmias cardíacas.

SaludEl miércoles
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Imagen ilustrativa

Caminar a paso rápido y dedicar más tiempo a esta actividad puede reducir considerablemente el riesgo de desarrollar ciertas anomalías del ritmo cardíaco, como la fibrilación auricular, la taquicardia y bradicardia, informó la Universidad de Glasgow.

Como parte de un nuevo estudio publicado en la revista Heart, se recopilaron datos del Biobank del Reino Unido sobre el ritmo de caminata típico de más de 400.000 adultos de mediana edad, y se midieron tiempos más precisos de la velocidad de caminata de más de 80.000 de ellos.

¿Caminar lento o rápido?
En comparación con los caminantes lentos (que iban a menos de 4,8 kilómetros por hora), se descubrió que los caminantes de velocidad promedio (entre 4,8 y 6,4 kilómetros por hora) tenían un 35 % menos de posibilidades de sufrir arritmias cardíacas a lo largo de un seguimiento medio de 13 años.

En el caso de los caminantes rápidos (que iban a una velocidad de más de 6,4 kilómetros por hora), el riesgo se redujo un 43 %. Por otro lado, se identificó que caminar más tiempo a un ritmo promedio o rápido se asoció con un 27 % menos de probabilidades de padecer estos problemas.

Según los autores de la investigación, los participantes con un ritmo de marcha más rápido eran más propensos a ser hombres y tendían a vivir en áreas menos desfavorecidas y a tener estilos de vida más saludables.

Beneficios de caminar rápido
Por su parte, la profesora Jill Pell explicó que más de un tercio del efecto beneficioso de caminar más rápido se relacionó con una reducción del colesterol, la glucosa y la presión arterial, así como con una disminución de la inflamación del sistema inmune y de la posibilidad de aumentar de peso.

Todos estos factores contribuyen a reducir las anomalías en la frecuencia cardíaca. Los científicos también indicaron que estos beneficios fueron más significativos en mujeres, en los individuos sin obesidad, en las personas menores de 60 años y en aquellos con enfermedades crónicas.

En palabras de Pell, los resultados mostraron que "solo era necesario caminar de 5 a 15 minutos al día a un ritmo promedio para obtener beneficios", por lo que esto debería ser posible para "la mayoría de las personas". "El estudio también demostró que los beneficios de caminar un poco más rápido superaban a los de pasar menos tiempo sedentario", agregó.

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